EL NEORREALISMO HISPANO DE LA FOTOGRAFÌA

Por Pedro Taracena Gil

PRESENTACIÓN

Para abordar y desarrollar este tema no se disponía de un aparato erudito previo y necesario. Sin embargo la estructura del ensayo en sí, permitía desarrollar las ideas según se van constatando los hechos, y dota al autor de libertad metodológica para expresar su personal forma de enfocar la problemática establecida. El objetivo de este ensayo es reivindicar la Memoria Histórica, también, de la Fotografía. Mientras la obra de los fotógrafos de los años 1950, 1960 y 1970, está dispersa por no decir en la diáspora; los museos, fundaciones, coleccionistas y galerías, exhiben la obra de los fotógrafos del resto del mundo. Y con muy escasa presencia la obra de los españoles. Del mismo modo que Italia dispone de una colección inventariada, y compacta de los fotógrafos de este mismo periodo, es legítimo reclamar que esto mismo suceda en España. Este ensayo pretende establecer la primera piedra para inventariar el censo de fotógrafos que ellos se hacían llamar amateur. Esta palabra de origen francés en una de sus acepciones significa, amante. Amantes de la fotografía. Pues cualquier relación  de fotógrafos resultante de esta investigación, no se puede considerar ni exclusiva, ni excluyente. Será un censo abierto que evite cualquier mutilación.
Para poder hacer un seguimiento cronológico de esta pléyade de fotógrafos, es preciso ubicarles en las entidades que les acogieron. Podemos considerar dos polos de desarrollo y de integración. Catalunya y Madrid. Esta situación permitió hablar de la Escuela de Madrid y de la Escuela de Catalunya. Ésta última se integraba en la Agrupación Fotográfica de Catalunya, sin esa denominación tradicional de la primera. La Agrupación Fotográfica de Cataluña, entonces se escribía por imperativo legal con eñe, celebró su cincuenta aniversario en 1973.
Según el Académico de Número, José Ramón Cancer Matinero de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia: “Los términos escuela de Madrid y escuela catalana comenzaron a utilizarse en la década de los 60 en el seno de las diferentes sociedades fotográficas para identificar o calificar una forma determinada de hacer fotografías. No estaba referido a personas concretas, sino al conjunto de fotografías (que se exhibían y premiaban en concursos)  hechas con un cierto estilo, por fotógrafos pertenecientes a la Real Sociedad Fotográfica de Madrid o a las diversas sociedades catalanas de prestigio. Si se consulta  las revistas Imagen y Sonido y ARTE FOTOGRÁFICO, correspondientes a ese período se podrá comprobar”. Estas denominaciones no están exentas de polémica. Efectivamente, quizás, este título acuñado con el pasar del tiempo, corresponde más a un movimiento o a un estilo de hacer fotografías. Porque en el mismo sentido, el fotógrafo Antonio Tabernero presentó el catálogo de SIF-85 (Guadalajara) con motivo de una exposición titulada "La Escuela de Madrid". Y el académico Cancer Matinero  apostillaba que: “En aquél año, produjo extrañeza entre los veteranos, esa nomenclatura tan pomposa, puesto que evidentemente, no había existido ninguna escuela, como tal”. Y este mismo académico concluye: “En mi opinión, puestos a poner etiquetas, en el caso de La Escuela de Madrid entiendo que se debería hablar de etapas concretas  y no empezar a poner nombres y nombres porque sí”. El mismo Ministerio de Cultura establece en estos términos la exposición de La Escuela de Madrid en 1988. No obstante, estas precisiones nos van a permitir conocer con mayor facilidad los colectivos y agrupaciones fotográficas.
Estos fotógrafos trabajaban el documentalismo y la fotografía creativa. Claramente diferenciadores del llamado fotoperiodismo. Los fotógrafos documentalistas y creativos, retrataban en muchas ocasiones la España oculta, profunda o en contradicción con la España oficial. Mientras, los historiadores fotográficos han  tenido que escudriñar en las hemerotecas de los periódicos, fundaciones, coleccionistas y agrupaciones fotográficas, para obtener los hitos y eventos del acontecer social, político y hasta económico. Los responsables de proporcionar este material fotográfico, también han aplicado su criterio para ofrecer “su” visión interesada de la historia.  Pero en el camino han quedado aquellos fotógrafos que salieron de los estudios fotográficos y tomaron el pulso de los pueblos, de las costumbres, ritos, fiestas y trabajos. A lo largo de este ensayo se contempla cómo ha faltado criterio y sensibilidad para agrupar, censar y mostrar su obra. Este trabajo no tiene como meta establecer jerarquías de calidad, más bien rendir un homenaje al olvido. Postergación y marginación como producto de la influencia imperante de unos colectivos y grupos sobre otros. Casi siempre con criterios ajenos a la fotografía. En la zona catalana se ha cuidado más a los fotógrafos documentalistas y creativos. Sin embargo no podemos decir lo mismo de la capital del Estado. Cuando este trabajo desgrana paso a paso, de qué manera se va produciendo la génesis de este movimiento, se entiende  la falta de voluntad de aunar al colectivo que lo integraba. En Madrid nada sucedía al margen de la Real Sociedad Fotográfica, durante el siglo de su existencia. En su seno se gestó la nombrada Escuela de Madrid y dentro se organizaron grupos de trabajo formados por fotógrafos afines, más ideológicamente, que de aspectos fotográficos. Como constatan los propios fotógrafos y los familiares de los ausentes. La Palangana conservadora y afín al sistema imperante y La Colmena más abierta y progresista, dentro de los límites posibles. Como resultante España no puede presentar como unidad compacta al grupo de fotógrafos que representan al NEORREALISMO HSIPANO. Fotógrafos que basta contemplar su obra para saber que captaron las imágenes de una misma España, una misma época. Este ensayo sólo pretende poner la primera piedra de la unidad fotográfica documentalista y creativa.
Situemos la fotografía dentro del contexto en el cual se desarrolló. La tradición cultural tiene acotadas según los movimientos y las épocas, la arquitectura, la escultura, la pintura, la música y otras manifestaciones artísticas, bajo la denominación específica de: renacimiento, neoclasicismo, modernismo, barroco, impresionismo, romanticismo y un largo etcétera. En literatura y en particular en España identificamos, la Generaciones del 98, Unamuno y Ortega entre otros. La Generación del 27, García Lorca y Gerardo Diego por mencionar dos significaciones. La Generación del 56, Goytisolo y Aldecoa, entre todos los que tomaron parte del movimiento universitario contra el franquismo. El Teatro Español en el exilio, Fernando Arrabal, y en el interior haciendo brecha en la  dictadura, Alfonso Sastre y Buero Vallejo. En la primera época de la poesía surgió el mester de juglaría; apareciendo dentro de la Iglesia, el mester de clerecía, y en fotografía, y salvando las distancias en el tiempo, pero reclamando para esta nueva expresión plástica, toda la importancia que merece, también tuvo lugar un meter de la imagen. En este ensayo reivindicamos el nuevo realismo, surgido en la fotografía en España. Una generación de autores sembraron el suelo hispano de su saber hacer fotográfico. Fotógrafos procedentes de Catalunya, Madrid aglutinando una parte significativa y Andalucía. Sin despreciar a otros fotógrafos que ejercieron de francotiradores, disparando sus cámaras en su entorno urbano,  rural y doméstico. De igual manera que hemos sido capaces de inventariar el pictorialismo español, tenemos contraída la responsabilidad histórica de rescatar del olvido y gestionar las obras de los fotógrafos de la época contemporánea al franquismo.

El camino emprendido en esta investigación tiene como objetivo, llegar a su fin con tres metas concretas: Reivindicar el movimiento fotográfico del   NEORREALISMO HISPANO. Conseguir el reconocimiento de La Escuela de Madrid en su totalidad y los fotógrafos de La Colmena en particular.



Obra digitalizada de:

PREMIO NACIONAL DE FOTOGRAFÍA 2011


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