domingo, 29 de septiembre de 2013

ÁNGELES Y ARCÁNGELES

Por Pedro Taracena Gil


LOS ARCÁNGELES

(29 de septiembre)


Arcángel Gabriel "Fortaleza de Dios"
 Fue mensajero de Dios y es el arcángel que dictó el Corán a Mahoma y se le llamó "Ángel de la Verdad".


Arcángel Miguel "Quién como Dios"



Arcángel Rafael "Curación de Dios"
Salud del cuerpo y del alma.


El Ángel de la Guarda del siglo XXI



El Ángel Caído
(Cuento teológico)



En la Biblia, es decir en las Sagradas Escrituras, no se narra literalmente la historia del Ángel Caído. No obstante, una deducción teológica de la Iglesia, así como la Tradición desde los primeros Santos Padres, la rebelión de Luzbel o Lucifer contra Dios, ha quedado definida en una doctrina llena de verosimilitud. Esta historia se la he narrado a mi hijo en forma de cuento, desde que era muy pequeño.  No es nada habitual que un padre del siglo XXI trate este tipo de temas con su hijo.  Pero todo sucedió cuando él mismo era testigo de la infinidad de veces que su padre era capaz de fotografiar la escultura del Ángel Caído del escultor Ricardo Bellver, situada en el madrileño parque del Buen Retiro. Sus interrogantes me hicieron recordar que:
“Érase una vez que Dios, uno y trino, es decir que siendo un solo Dios, tenía tres personas distintas y cada una de ellas seguían siendo Dios. El Dios Padre, el Dios Hijo y del amor de ambos engendraba el Dios Espíritu Santo.  Pues este ser infinito, creó el mundo en seis días y después se tomó un descanso. Estas cosas de los dioses no son fáciles de entender por los humanos, pero sigamos con el cuento. Al mismo tiempo, también creó los ángeles. Eran espíritus puros y muy inteligentes que estaban al servicio de Dios. Formaban tres ejércitos celestiales jerarquizados en tres, digámosles, coros. La primera jerarquía: Serafines, querubines y tronos; la segunda, dominaciones, virtudes y potestades; la tercera, principados, arcángeles y ángeles. A cada categoría le estaba encomendada una misión. Llegado  un tiempo que Dios llamó a Luzbel a su presencia, el más bello e inteligente de los ángeles. Entonces, Dios le dijo: En la consumación de los tiempos, Nos, la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Divino), Hemos decidido que el Hijo se encarne en una mujer cuando el espíritu la cubra con su sombra y sin dejar de ser Dios, será verdadero hombre mortal. Este lenguaje solamente lo entienden los sabios teólogos, pero para que lo entiendas, el tratamiento de Nos, se llama plural mayestático, y se atribuye a la majestad de un rey.  Y cuando dice que se encarnará en una mujer, para nosotros los humanos esto quiere decir que tendrá un niño igual que el resto de las mamás del mundo. Por este motivo será hombre sin dejar de ser Dios. Será el Hombre Dios. Y Dios añadió, y como tal, tú y toda la Corte Celestial deberá servirle y adorarle. Entonces, Luzbel, el más bello de todos los espíritus angélicos, se reveló contra Dios, y en un acto de soberbia exclamó: ¡Non serviam! Según los teólogos, los ángeles hablan en latín y en español quiere decir, no le serviré. Junto a Luzbel parte de las divisiones celestiales tomaron como líder al ángel rebelde. La  contestación fue contundente: Como Justicia Suprema, Dios respondió: Considero a Luzbel y a sus seguidores como enemigos de Dios y arderán eternamente en las llamas del infierno. Desde entonces inducen a los hombres a la rebeldía y la desobediencia. Fue Eva la primera mujer tentada por el ángel rebelde o Ángel Caído; estando en el Paraíso Terrenal que se le presentó bajo la figura de una serpiente.  A Luzbel se le conocería en adelante bajo varias denominaciones: Lucifer, Demonio, Diablo, Maligno, entre otros apelativos despectivos. Desde entonces ahí  está El Ángel Caído, libre y feliz de haber decidido su destino. Cuentan los viejos libros de la Cuesta de Moyano, ahí cerca de la estación de Atocha, que cuando hay luna llena, ilumina su figura en recuerdo de su primitivo nombre, Luz Bella”.
Hasta aquí el cuento que mi hijo me pedía que se lo contara una y otra vez. Quizás le llamaba la atención la expresión de belleza que presentaba esta escultura, en comparación con las imágenes del diablo más al uso. Orejas puntiagudas, cuernos,  largo rabo, uñas de rapiña y sobre todo alas en forma de vampiro o murciélago. Más que un ángel, era una bestia alada. No obstante, como todos los cuentos han de tener su moraleja, la interpretación que yo hice ante mi hijo de esta historia, fue un tanto herética y falta de todo rigor teológico.  El Ángel Caído, no era condenado por soberbio, sino por rebelde. Es el símbolo de la adolescencia y de la juventud. Cuando el niño va descubriendo el mundo, se rebela contra él y hace de su vida el estandarte de la libertad. Es verdad que esta moraleja, sin la complicidad de la bella escultura de Bellver, habría sido imposible. El ser humano que llegado a su adolescencia no se ha librado de la tiranía de Dios, será esclavo de los hombres toda su vida.
Pasados los años y siendo mi hijo ya un adolescente, tuvimos la oportunidad de visitar la Italia renacentista. Visitando el Museo de la Academia de Florencia, concretamente la galería de los cautivos de Miguel Ángel; evocando al joven alado del Retiro de Madrid, encontramos otro joven sin alas pero desnudo también, éste tenía una honda entre sus manos. Se trataba de la colosal escultura del David de Miguel Ángel Buonarroti, representado como un niño, en lugar del longevo rey de los salmos. Esculpido sobre una pieza de mármol de Carrara, se trata de “un adolescente victorioso sobre la tiranía y la fuerza del opresor”. En este caso Goliat. Esta estatua de David de 5.35 metros de altura y 500 años de antigüedad, se conserva en la Galería de la Academia de Florencia, traspasa el tiempo y el espacio y hoy es el símbolo de “la defensa de las libertades republicanas de la ciudad y sus habitantes contra la tiranía medicea. De los Médicis”. Ambas esculturas, El Ángel Caído de Bellver y el David de Miguel Ángel, presentan una característica común. Provocan con su libertad la hipocresía popular ante un desnudo. Las diferencias las marcan las armas que utilizan para defenderse y liberarse. El Ángel Caído las alas del libre albedrío y el David la honda utilizada con la inteligencia del más débil.
Ambas esculturas han marcado un hito en mi trayectoria como fotógrafo. La belleza, la libertad, la perfección platónica, el humanismo en suma. Debo de confesar que la moraleja de mi relato ha desbordado la breve y simple idea final de un cuento. 

Recreación artística del Ángel Caído

En una de mis visitas al Museo de La Academia de Florencia, una guía con marcada sensibilidad platónica, a la hora de admirar “Los cautivos” y el David de Miguel Ángel, me sorprendió cuando explicaba que Buonarroti contemplaba sus esculturas, desde ocho planos diferentes. Como fotógrafo no acababa de encontrar esta lógica en el universo fotográfico. Tanto elucubré que me salí por la tangente, y pensé que el gran maestro, para llevar la contraria a la Iglesia, desechaba el siete bíblico por el ocho renacentista. Hoy he tenido la oportunidad de hacer un ensayo de esta presunta teoría de Miguel Ángel. 

Descargar el  Power Point para ver y escuchar el trabajo completo: